lunes, 26 de junio de 2017

La naturaleza de la realidad

El mundo es ilusorio. Eso dice Un curso de milagros y la tradición Advaita y el Budismo. ¿Pero qué significa esto? ¿Qué implica?
Cuando sueño, durmiendo, de noche, creo que todo lo que veo y lo que me pasa es real. El paradigma no dualista afirma que la "realidad" a la que despertamos por las mañanas no es más que otro sueño, un mundo también ilusorio, esto es, que lo que experimentamos no es real. Pero, para entender esto, hay que comprender lo que significa "real" bajo el paradigma no dualista.
En este sistema de pensamiento, real significa estable, permanente... siempre, es decir, por toda la eternidad. La eternidad es, sin embargo, un concepto absoluto, y en el paradigma dualista, los conceptos absolutos no existen, solo existe lo concreto, lo limitado, lo medible. Por eso, para el dualismo, Dios es un concepto ilusorio, no puede ser "real" desde ese punto de vista, Dios no es comprensible ni aceptable.
Lo que ocurre aquí, es que ambos sistemas de pensamiento son mutuamente excluyentes, lo cual, por otra parte, es perfectamente lógico, pues tal es la naturaleza de los modelos o sistemas de pensamiento: los paradigmas. Cada uno es completo en sí mismo, y lo real es definido por sus propios parámetros.
Por eso, ¿es lícito decir que el mundo es una ilusión desde el dualismo? Evidentemente no. Para el paradigma dualista el mundo es real, así como el cuerpo y la noción de individuo. Por eso yo, como individuo, como persona, me considero perfectamente válido y real. Pero atención, si afirmo que yo soy real, eso implica que Dios no es real. Ambos conceptos son incompatibles; lo concreto y lo absoluto.
También por eso, decir "Yo creo en Dios" es una perfecta insensatez, una afirmación gratuita sin ningún fundamento, pues afirmar que los conceptos absolutos existen en el universo de lo concreto es una contradicción intrínseca en sus términos.
Los ateos tienen razón: Dios no existe... para ellos. Y la pregunta aquí es: pero, ¿ellos existen?
La verdad es que ellos sí existen, pero solo para ellos mismos, para Dios, ellos no existen. Para Dios el mundo es ilusorio. Por eso el Curso de milagros dice que Dios no sabe nada del mundo.
A estas alturas tenemos que darnos cuenta, y asumir que no podemos albergar los dos paradigmas simultáneamente, el dualista y el no dualista. Son incompatibles. Podemos decir: yo no creo en Dios, porque yo existo y Dios no. O también podemos decir: Dios existe, pero yo no existo, sé que el mundo es una ilusión, y la misma idea de mí mismo también lo es.
Pero entonces, ¿quién está negando su propia existencia? ¿el "Ser"? ¿la "existencia misma"? ¿la "Conciencia"?
El "Ser" no puede decir de sí mismo que no es. La "existencia" no puede decir que no existe. Eso es absurdo.
La trampa aquí está en el concepto de individuo inherente al concepto de yo. Lo que en realidad no existe es el individuo, el concepto de indivi-dualidad. En el paradigma dualista, sí existe, es su misma esencia. En el paradigma no dualista, no. Todo es Uno y lo mismo. Lo cual, evidentemente, repugna a la mente individual, porque la niega, niega su misma existencia.
- Pero entonces, ¿con cuál me quedo? ¿cuál es cierto? 
- Tú con ninguno, ¡idiota!, tú no existes.
- Pero, ¡yo sí existo!. Veo, siento, hago, me pasan cosas...
- Tú no existes. No ves nada, no sientes nada, no haces nada ni te pasa nada. Siempre es: yo creo ver, yo creo sentir, yo creo hacer, yo creo que me pasan cosas. Siempre se trata de pensamientos que surgen de... ¡sé honesto!, de no sabes dónde. Le puedes llamar mi mente, mi conciencia, e incluso, si eres un poco grosero, mi cerebro, pero en realidad ahí no hay nada que sea tuyo.
Reconoce que no tienes ni idea de lo que vas a decir a continuación, que no tienes ni idea de lo que vas a pensar ahora, que nunca la has tenido, que todo lo que ha parecido surgir de eso que llamas tu mente, tu conciencia, es algo sobre lo que nunca has tenido ningún control, jamás se ha tratado de algo intencionado. Quizás hayas pensado que se trataba de tu voluntad, pero eso, también, ha sido otro pensamiento que ha surgido de... la nada. A lo largo de todo eso que llamas "mi vida personal" en realidad, lo único que has hecho ha sido identificarte con el último pensamiento que ha surgido, pero, mejor dicho, tú no te has identificado con nada, porque tú no existes, tu eres tan solo ese último pensamiento de autoconciencia que ha surgido de Dios sabe dónde.
El conocimiento certero de eso se llama iluminación, o claridad, y como es evidente, no le ocurre a nadie, es simplemente un acontecimiento en la conciencia del Hijo de Dios, la que se olvidó de reír cuando por su mente cruzó la pequeña idea loca de qué es lo que sería si estuviera separado de Dios. Y todo eso fue, realmente, un no-ocurrir en la eternidad, en un tiempo imaginario. ¿Recuerdas que Un curso de milagros dice que la consciencia fue lo primero que surgió con la separación?
Y, amigo mío, esto es lo más cerca que podemos llegar a la verdad desde la ilusión. Así, que no te preocupes. Vive tu vida imaginaria felizmente como Dios te dé a entender. Sé feliz y haz  felices a los que crees que te rodean. Sueña sueños felices hasta que Dios dé el último paso y gentilmente te retorne a su corazón, que es donde siempre has estado, pues no puede ser de otra forma.